La lectura de cuentos tiene múltiples beneficios como estimular el aprendizaje, ayuda a conciliar el sueño y promueve un vínculo afectivo bien consolidado. Pero, ¿se logra lo mismo leyendo el cuento en formato de papel que con el uso de las pantallas? Te contamos nuestra experiencia
En muchas sesiones con familias, llegamos a sugerir la lectura de cuentos para estimular el aprendizaje, como estrategia para conciliar el sueño y además promover un vínculo afectivo bien establecido. Nos dimos cuenta que las familias atendían a las orientaciones, pero en un 90% de los casos hacían uso de pantallas para esta tarea, los resultados eran los esperados, pero pudimos evidenciar que el porcentaje que usaba libros de texto en papel tenía resultados muchos más satisfactorios y rápidos.
Aunque nuestra experiencia es solo anecdótica pues no constituye un indicador por tratarse de una muestra poco significativa en cantidad de casos, si podemos afirmar que estudios científicos han demostrado un cambio significativo en el impacto que las pantallas tienen vs a la lectura en papel. Entendemos que las pantallas han desplazado poco a poco algunas prácticas de nuestras vidas, pero es necesario revisar su aporte y alcance en el desarrollo cognitivo de nuestros hijos.
La Revista de Investigación y Ciencia señala en el Informe PISA de 2015 para la Organización y Cooperación y Desarrollo Económico (OCDF) que “cuanto más se utilizan los ordenadores peor es el aprendizaje“, señala que solo su uso moderado puede favorecer la adquisición de conocimientos y el desarrollo de competencias; además expone la hipótesis de que las pantallas e internet están provocando que nos alejemos de la actitud de pausa y reflexión que demanda leer, lo que por ende interfiere en las habilidades cognitivas de atención concentración y memoria tan necesarias para la comprensión a profundidad” (Estudio publicado en 2018 por Educational Researh Review)
Este no es un dato menor cuando hablamos de aprendizaje y está claro que este recurso debe ser administrado por los adultos de forma consciente y en un tiempo no mayor a 1 hora diaria según lo sugiere la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) quien menciona en relación al uso de pantallas
“Puede afectar el desarrollo de los niños sino se controla adecuadamente, los menores de 2 años no deben estar expuestos a estos medios”.
Ahora bien, no significa que no podamos darle un uso prudente como pintar, armar puzles, o mirar un contenido educativo adaptado a la edad, lo importante es no dejarles mirando reproducciones automáticas dado que esto supone colocar al niño en un rol pasivo de total aislamiento del mundo exterior. Debemos recordar que el cerebro en desarrollo de nuestros niños necesita interacciones genuinas para madurar, con esto nos referimos a momentos de juego compartido, simbólico, oportunidades de aburrimiento para activar la creatividad, momentos de comunicación e intercambio sensorial para enriquecer su pensamiento y ayudar a la maduración de su cerebro.
Los Cuentos en papel
No olvidemos a los hermosos libros de cuento porque nada se compara al contacto de un texto entre las manos. Empecemos por saber que viso-espacialmente la interacción que se realiza es muy distinta a la del seguimiento visual en pantalla, las redes neuronales que se activan al leer en papel tienen un gran aporte a su desarrollo cognitivo, además, el solo hecho de que sus padres y cuidadores, figuras referentes fundamentales de la infancia, puedan leerles, ya es una gran riqueza emocional.
Podrás notar que al leerle a tus hijos en forma periódica y sistemática no solo estas construyendo una rutina sino además un vínculo especial, se entonces convierte en un ritual de conexión emocional, como por ejemplo, antes de dormir.
Podrás observar cómo luego te pedirán que les leas una y otra vez el mismo cuento. Muchos padres llegan a cuestionar esto, pero te contamos que es oportuno y enriquecedor pues a través de la repetición les generas una sensación de seguridad. Ellos disfrutan de esta sensación y les anima a mantenerse atentos porque conocen lo que vendrá, les ayuda a anticipar y aumentar su capacidad memorística, aumenta su vocabulario y con ello la posibilidad de seguir intercambiando. Mientras más te pregunte sobre el mundo, más capaz será de interaccionar con él, estarás ejercitando la concentración, aspectos bases para que sea un futuro lector.
Es una excelente herramienta para trabajar las emociones: A través del cuento pueden aprender a reconocer sus propias emociones y a verlas en otros, esto les ayuda a tener recursos positivos para gestionarlas, pronto empezará a identificarse con personajes y hablar en nombre de ellos, pero esto será una oportunidad para que ponga en palabras lo que él o ella no puede explicar sobre cómo se siente ante una situación o problema.
Es un medio que puedes usar para resolver problemas de conducta, alimenticios, de relaciones, de sentimientos como el miedo, ira, amor, etc, y como resultado estarás favoreciendo su inteligencia emocional.
Leer cuentos a tus hijos puede ser una experiencia inolvidable, una que nunca olvidarán cuando sean adultos, solo requiere que tú, papá y mamá, vuelvas a ser niño (a).
Lcda. Yenny Núñez, psicopedagoga
Fuente:
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